BaltaNo sabía cómo agradecerte el cariño que me has brindado en estos últimos veinte años, así que he decidido que lo mejor es escribirlo, las palabras siempre quedan impresas y no se pueden borrar. El próximo martes 18 de marzo no será un día cualquiera, te jubilas gran amigo, no es fácil expresar con unas líneas los sentimientos contradictorios que siento en una situación como ésta, en la que un compañero con el que he compartido muchas horas de trabajo, alegrías y grandes momentos dice adiós. Contigo Baltasar he aprendido a querer esta profesión, sus buenos y no tan buenos momentos, conocer a muchos deportistas, su evolución deportiva, intelectual y personal. Me lleno de satisfacción y orgullo cuando algunos, ya mayores, casados y con hijos, se acercan a ti y te saludan, recordándote con un cariño muy especial.

Podría haber escrito un bonito poema para esta despedida o un texto más divertido, pero sabes que no tengo el talento de los poetas y todavía menos el de los humoristas, lo que te digo, compañero y con palabras simples y sinceras, es que te estoy muy agradecido. Sé que nadie es imprescindible, pero vas a dejar un hueco en el pabellón difícil de llenar. Durante tu jubilación profesional, que no personal, (no me cabe la menor duda que serás un jubilado muy activo), espero que nos honres con visitas frecuentes a esta tu casa, Pabellón Municipal de Los Realejos. A partir de ya comienzas un nuevo periodo de tiempo, la etapa de la jubilación, tus objetivos pasarán a ser otros, ya no tendrás prisa en concluir una labor, ahora me imagino que empezarás cada día una nueva.

En el mejor momento de tu vida nació Nicolás, un nieto que ha hecho renacer en ti el espíritu de niño que llevas dentro, sabedor que uno de los mayores regalos que un abuelo puede darle a sus nieto es el tiempo, ahora dispones del mismo, ya lo dice la frase: “Quien tiene un abuelo tiene un tesoro”. Nicolás tiene a un tesoro como abuelo.



Mi querido amigo, la vida profesional que he compartido contigo ha estado colmada de devoción y gran afecto, eso te lo debo a ti, gracias Baltasar. Cuentas con mi agradecimiento, cariño y consideración a tu labor de tantos años como compañero y amigo en ésta otra escuela llamada Pabellón Municipal de Los Realejos.

Espero que sigas triunfando en la vida, como lo hiciste en la gestión del baloncesto. Ya eres leyenda en nuestro deporte realejero, pero me gustaría que tampoco te olvidaras del deporte, porque tu experiencia y personalidad son muy válidas para los jóvenes de hoy en día.

En esta nueva etapa de tu vida que ahora comienza quiero desearte lo mejor, y puedas compartirlo con tus amigos, con toda tu familia y muy especialmente con tu esposa Fifa y tu nieto Nicolás.

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